Estas actuaciones demostraron que el patinaje artístico no es un juego, sino una supervivencia.
Si crees que el patinaje artístico se trata de bonitos trajes escénicos, purpurina, sonrisas y baile sobre hielo, sólo has visto la piel.
Si crees que el patinaje artístico se trata de bonitos trajes escénicos, purpurina, sonrisas y baile sobre hielo, sólo has visto la piel. Detrás de ese brillo hay traumas, dramas y una fortaleza asombrosa. Este deporte no se trata de spinning. Se trata de sobrevivir en el hielo. Sobre el dolor que cambia a las personas. Y sobre momentos que quedan inscritos para siempre en la historia.
Oksana Baiul: una actuación que se convirtió en leyenda
Antes de la actuación decisiva en los Juegos Olímpicos de 1994, Oksana Bayul chocó con la patinadora artística Tanya Shevchenko: el patín le cortó la pierna, le dolió la espalda, tuvieron que coserla y darle analgésicos. Pero Bayul no retrocedió. Pisó el hielo y, como olvidándose del dolor, realizó cinco saltos triples con la gracia que le era inherente. Al final del programa, su entrenadora Halyna Zmievska gritó por la borda: "¡Añade una cascada!". — y Oksana cambió el número sobre la marcha, finalizándolo con un doble eje y un toulup. Cuando la música cesó, la sala estalló en aplausos. Fue una victoria no sólo sobre los rivales, sino también sobre el dolor y el miedo.
Nancy Kerrigan - Plata que debería haber sido oro
1994 año. Lillehammer. El público aplaude, pero pocos entienden que frente a ellos hay una chica que salió del infierno. Siete semanas antes de los Juegos Olímpicos, Nancy fue atacada, justo en medio del entrenamiento. Un golpe en la rodilla con un garrote debería haberla dejado fuera del juego para siempre. Fue una conspiración de gente del equipo rival de Tonya Harding. Pero Nancy no se rindió. Ella regresó y ganó la plata. Su actuación se convirtió en un símbolo de que incluso después de caer puedes levantarte y seguir bailando.
John Curry es un récord que nadie ha batido aún
1976, Innsbruck. John Curry va al hielo y en unos minutos el mundo ve no sólo a un atleta, sino a un artista. Su "Don Quijote" — no una actuación, sino una actuación. Obtuvo 105,9 puntos de 108 posibles, un récord que nadie ha superado todavía. En su número, Curry combinó fuerza y gracia, demostrando que el patinaje artístico no se trata sólo de técnica, sino también del alma.
Peggy Fleming es una victoria que resucitó a una nación
1968 año. Grenoble. Peggy sale al hielo bajo la atenta mirada de todo Estados Unidos. Siete años antes, todo el equipo estadounidense murió en un accidente aéreo. El país lo perdió todo: entrenadores, deportistas, esperanza. Pero Peggy trajo el oro. Cabalgaba con facilidad y gracia. Su victoria no fue sólo una medalla: fue la resurrección de todo un deporte.
Debi Thomas es una medallista de bronce que brilló como el oro
1988, Calgary. Debi Thomas entra a la arena y hace historia. Se convierte en la primera mujer negra en ganar una medalla en los Juegos Olímpicos de Invierno. Bronce que brillaba como el oro. Antes de eso, ya era campeona de Estados Unidos y del mundo. Thomas demostró que el color de tu piel no determina qué tan alto volarás sobre el hielo.
Jane Torvill y Christopher Dean - "Bolero", que hizo que el mundo se detuviera
1984, Sarajevo. Jane Torvill y Christopher Dean salen al hielo y el tiempo se detiene durante tres minutos. de ellos "Boleros" — pura magia, pasión, movimiento que te pone la piel de gallina. Doce notas perfectas. Después de eso, la danza sobre hielo nunca volvió a ser la misma. Se han convertido en un verdadero arte.
Midori Ito es una chica que desafió la gravedad
1988 año. Una pequeña japonesa con gran coraje realiza un triple axel por primera vez en la historia del patinaje artístico, un salto que parecía imposible. Cuatro años después, en Albertville, lo repitió en los Juegos Olímpicos y se llevó la plata. Su nombre siguió siendo para siempre un símbolo de coraje y fuerza.
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