≡ 6 alimentos que comemos todos los días que causan cáncer》 Su belleza
Nos damos un chapuzón en el mundo de los alimentos y descubrimos cuál de ellos tiene un lado oscuro que podría aumentar el riesgo de cáncer. ¿Listo? ¡Empecemos!
El cáncer es un oponente complicado, con muchas caras diferentes e incluso más formas de esconderse y golpear. Si bien los científicos todavía están tratando de descifrar todos sus secretos, una cosa está clara: no es solo una cuestión de mal destino genético o una desafortunada historia familiar. En realidad, lo que hacemos todos los días, especialmente lo que ponemos en nuestro plato, tiene una influencia gigantesca en nuestra batalla contra el cáncer.
Sorprendentemente, las opciones de vida, incluidas las relacionadas con la dieta, pesan mucho en el equilibrio del riesgo de cáncer. Los estudios muestran que entre el 80% y el 90% de los casos de cáncer no están tan vinculados a los factores hereditarios, como a los externos o a las elecciones que tomamos todos los días.
Y aquí entra en juego la comida. Sí, mis amigos, lo que comemos puede acercarse o alejarse del riesgo de cumplir con el cáncer a lo largo de nuestro viaje. La investigación es inequívoca en esto: algunos alimentos tienen un vínculo directo con un mayor riesgo de tipos específicos de cáncer. Por lo tanto, vigilar nuestro menú diario no es solo una cuestión de aptitud física o bienestar general, sino que puede ser una estrategia de defensa real en la lucha contra el cáncer.
Existe una conexión intrigante entre lo que ponemos en nuestra placa y el riesgo de correr en algunos problemas de salud graves, como la diabetes tipo 2 y la obesidad. Y no termina aquí: estos problemas, a su vez, pueden actuar como un trampolín para ciertos tipos de cáncer. Pero no es solo una cuestión de libras extra o de estrellas; Algunos alimentos son escondites reales para sustancias cancerígenas, esas partículas traviesas que pueden desencadenar el cáncer.
Ahora, no es que cada vez que coma algo potencialmente peligroso, el cáncer está garantizado. Todo depende de un ballet complejo entre su genética personal y mientras (y cuán intensamente) haya estado expuesto a estas sustancias nocivas.
Entonces, armados con curiosidad, exploramos el mundo de los alimentos bajo acusación de la ciencia por su vínculo con el riesgo de desarrollar diferentes tipos de cáncer. Parece que tomar decisiones sabias en la mesa puede ser más que una simple cuestión de buen gusto.
Sorpresa funcionó carne
La carne trabajada incluye delicias como hot dogs, salami, salchichas, jamón e incluso carne seca. Seamos realistas, ¿a quién no le gusta un buen hot dog de vez en cuando? Sin embargo, el proceso para preservar estas carnes puede conducir a la formación de sustancias, no exactamente amigos de nuestra salud. Por ejemplo, cuando la carne se sazona con nitrito, se pueden formar compuestos N-cytros, enemigos jurados de nuestro bienestar. Y no termina aquí: el fumar de la carne puede introducir hidrocarburos aromáticos policíclicos en nuestro plato, también conocidos como IPA, y sí, son cancerígenos.
La investigación conectó el consumo de carne trabajó con un mayor riesgo de cáncer colorrectal y estomacal. Un bistec de vez en cuando está bien, pero tal vez pensemos dos veces antes de hacer un festín salami.
Frito: crujiente pero insidioso
Ah, las papas fritas, una tentación a la que es difícil resistir. Pero tenga cuidado: los alimentos ricos en almidón cocinado a altas temperaturas, como las papas fritas, pueden formar acrilamida, una sustancia que nunca queremos en nuestro plato si mantenemos la salud. Los estudios sobre modelos animales han demostrado que la acrilamida puede dañar el ADN y conducir a la muerte de las células. En resumen, tal vez sea apropiado moderar el consumo de estos caprichos fritos.
Goring Foods: no solo un desastre culinario
Cocinar demasiados alimentos, especialmente carne, puede transformar una barbacoa con amigos en una experiencia menos saludable de lo que piensas. Cocinar a altas temperaturas puede producir aminas heterocíclicas (HCA) e hidrocarburos aromáticos policíclicos (IPA), sustancias que preferiríamos no invitar a cenar. Estos agentes cancerígenos pueden hacer daño a nuestro ADN, por lo que tal vez sea mejor optar por métodos de cocción más delicados, como la caza furtiva o la cocción a presión.
LETTERICINOS: un dilema
Finalmente, hablemos de productos lácteos. Aunque son una fuente importante de calcio y proteínas, algunos estudios han sugerido que podrían aumentar el riesgo de cáncer de próstata, principalmente debido al aumento de los niveles de IGF-1, un factor de crecimiento similar a la insulina. Sin embargo, la investigación no es unánime, por lo que la contraseña es: moderación.
En conclusión, si bien disfrutamos de delicias culinarias que la vida tiene para ofrecernos, es aconsejable recordar que la moderación y la elección de métodos de cocina saludables pueden ayudarnos a mantener un estilo de vida equilibrado y, con suerte, el estilo de vida.
Azúcares refinados y carbohidratos: ¿amigos o enemigos?
Estamos rodeados de dulces tentaciones y carbohidratos que se esconden disfrazados, como:
- Bebidas azucaradas que prometen energías infinitas
- Productos de horno que susurra su nombre cada vez que pasa frente a la pastelería
- Pasta blanca, pan blanco, arroz blanco y cereales azucarados, todos disfrazados de comida reconfortante
¡Pero ten cuidado! Estos alimentos seductores traen un lado oscuro con ellos. Los estudios han conectado una alta ingesta de estos alimentos con mayores riesgos de diabetes y obesidad tipo 2. Y aquí las cosas se complican: ambas condiciones son famosas para elevar el telón de inflamación y estrés oxidativo, que a su vez puede invitar a algunos tipos de cáncer a la cena.
Y nuevamente, la diabetes tipo 2 puede colocarlo en la fila delantera para el cáncer de oval, el seno y el endometrio. Y si pensabas que la pasta solo te hizo sentir pesado, sepa que los altos niveles de glucosa en la sangre pueden guiñar el cáncer colorrectal.
Para esquivar estas trampas, ¿por qué no intentas bailar con alternativas más saludables como pan, pasta, arroz completo y un buen plato de avena por la mañana?
Alcohol: una tostada con precaución
Cada vez que levantas el vaso, tu hígado se convierte en un héroe, transformando el alcohol en acetaldehído, un compuesto que, por desgracia, no es exactamente el mejor amigo de nuestra salud.
Una revisión de 2017 revela que el acetaldehído es una verdadera mascalzona: daña el ADN y hace la boca a nuestro sistema inmune, lo que dificulta que el cuerpo luche contra las células malas que podrían convertirse en cáncerosa. Y para las mujeres, beber alcohol puede ser como enviar una invitación formal al estrógeno para aumentar el volumen, lo que se traduce en un mayor riesgo de cáncer de seno.
Entonces, la próxima vez que creas que haces un brindis, tal vez elija levantar el vaso con un poco más de conciencia.